Ir al contenido principal

Entrada destacada

SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

Traduce esta página /Translate

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Formación y discernimiento: NOTAS

Continuación: Formación y discernimiento. Los centros espirituales ante el supermercado de ofertas espirituales: Líneas de pensamiento frente a las diferentes ofertas religiosas o pseudoreligiosas que ofrece la cultura actual. // Autor: S. Em. José Ángel Rovai | Fuente: http://www.humanitas.cl

NOTAS
[1] Este documento ha sido elaborado con mucha profundidad y permite ulteriormente continuar la reflexión acerca de este inquietante y desafiante propuesta que se hace a la cultura cristiana
[2] En buena parte del documento se hace alusión a la objetividad de Dios la persona y el mundo, a las necesarias distinciones y al mismo tiempo a la capacidad de la mente humana para acceder a la realidad objetiva Ver particularmente el n. 4 Nueva era y fe cristiana frente a frente
[3]4 Ver detenidamente todo el apartado 3 del documento de la santa sede anteriormente citado y donde se clarifica bien todo esto. La nueva era y la espiritualidad cristiana.
[5] Es importante en este sentido releer con atención la carta de Juan Pablo II Veritatis Splendor y Fidei et Ratio, documentos auténticamente proféticos y certeros en esta dirección
[6] Por eso en la oración cristiana y en el proceso con la unión con Dios aún en su nivel místico los autores cristianos hablan del proceso purificativo e unitivo que es provocado por Dios mismo y exigen la respuesta libre del hombre. El cristianismo será siempre un don, una sorpresa de un Dios que por amor e increíblemente decide comunicarse en su mismidad al hombre. Por eso el cristianismo exige un "adviento" el Dios que sale de si y viene al hombre, y al mismo tiempo un "exodo" que exige al hombre un salir de si para el encuentro con Dios. Ver para todo esto el interesante libro de Bruno Forte. La eternidad en el tiempo de Ed Sígueme y el de O.G de Cardedal. Las entrañas del cristianismo. También U. V. Balthasar. El cristianismo es un don. Por eso la Iglesia ha condenado siempre toda forma de pelagianismo que hace del esfuerzo humano la posibilidad para llegar a la gracia. En el fondo late la idea de la religión de la humanidad. La nueva era establece en definitiva que el hombre tiene que suprimir los límites y llegar a descubrir que en el fondo el es Dios, Por eso el esfuerzo del hombre por alcanzar la perfección no es otra cosa que intentar desplegar las fuerzas que el lleva oculta en su propio ser
[7] Aqui reside a nuestro entender la gravedad de la propuesta espiritual de la nueva era y la aleja profundamente de toda espiritualidad auténticamente cristiana y termina siendo una alternativa totalmente distinta a lo que brinda el cristianismo. Se trata pues, de un profundo desafío al camino cristiano de vida.
[8] Ver para todo esto el interesante libro de K. Rahner. Oyentes de la palabra. Ed. Herde.r. Aquí se ve como Dios ha estructurado al hombre de manera tal que pudiera escuchar y asumir la revelación que Dios le propone.
[9] Es lo que nos dice el Concilio Vat.II en G et S n.22 que el misterio de Cristo se revela a la luz del misterio del Verbo Encarnado y la carta de Jn. Pb.II RH.
[10] El Pbro Dr. Carlos Alberto Castro en folias policopiadas ha expuesto con toda profundidad este pensamiento Aquí nos limitamos a ofrecer el esquema de su exposición. I el descrédito de lo verdadero y los nuevos metarelatos. II El relativismo recepcionado en la teología El relativismo racionalista. Observaciones generales en a temer en cuenta desde la teología fundamental. caminos de encuentro entre la teología y la filosofía. El cristianismo como religión histórica revelada. El discurso acerca de Dios. Acentos sobre el Dios desconocido. Jesucristo, ¿Jesucristo metáfora del Dios encarnado o mediador único y universal?. La Iglesia en orden a la salvación. Relativismo irracionalista.
[11] Leer detenidamente la carta Veritatis Splendor donde se expone con claridad la importancia de la apertura a los trascendentales del ser. En fides et ratio se establece una justa proporción entre la fe y la razón que evita caer en el fideísmo por una parte y en el racionalismo por la otra, Es importante valorar justamente la razón y confrontarla con la revelación, ambas están abiertas a la Verdad total de Dios y del hombre y mutuamente se ayudan para ver la realidad en toda su complejidad y en toda su verdad.
[12] Dios nunca puede ser la proyección del ser humano, o fruto del desarrollo de capacidad es objetivas por importantes que sean. Si fuera así se podría producir la "auténtica alienación humana" proyectada hacia un Dios imaginario, fruto de las necesidades y de las utopías humanas, pero hecho a la medida del hombre no solo le hace perder falsamente la proyección de su deseo, sino que produce la frustración que la misma proyección utópica realiza del ser humano. Solo un Dios objetivo, creador y redentor puede ser aquello que llene todos los deseos más profundos que alientan en la cuestión del sentido de la existencia humana y que puede elevar al hombre por encisma de si mismo, sin destruirlo, sino completando plenamente los anhelos humanos, como expresa hermosamente el salmo "mi alma tiene sed de ti Dios mío cuando llegaré a ver el rostro de Dios.
En esto anida lo más discutible de la espiritualidad de la nueva era que no consiste en otra cosa que en provocar en el hombre un deseo imposible e insaciable de perfeccionamiento que no termina nunca de alcanzar su objetivo. Ver detenidamente en el documento citado el apartado tercero titulado "La nueva era y la espiritualidad cristiana". Sabemos claramente que la espiritualidad viene provocada en el cristianismo como iniciativa de Dios y la metodología y el instrumental utilizada tiene que estar especificado por esta objetividad. Por eso no cualquier método e instrumento es de pos si apto para vivenciar y asumir la espiritualidad cristiana. En la nueva era tiende a confundirse lo psicológico con lo espiritual, la metodología con el contenido y de esta forma una vez más se siembra la confusión. Se trata más bien de un narcisismo espiritual que de una auténtica espiritualidad cristiana.
Es importante subrayar el hecho de la historicidad de la revelación. Dios irrumpe en nuestra historia y la asume desde dentro. Por eso con esa irrupción de Dios se produce la plenitud de los tiempos y Dios que por naturaleza es eterno se hace historia. La encarnación es el final y el principio de la larga historia de la alianza de Dios con la humanidad. Nosotros no nos encontramos con nosotros mismos sino con Dios que nos va acompañando en nuestro peregrinar hacia la casa del Padre. Esto constituye el meollo del pensamiento cristiano y toda espiritualidad estará determinada por esta dimensión. El hombre en la obediencia de la fe acoge el misterio histórico que se le propone y se siente atraído por un Dios que lo asume y lo eleva como persona dignificándole y posibilitando su libertad.
Es el gesto condescendiente de Dios el que determina la actitud humana. La espiritualidad cristiana estará siempre medida por esta dimensión objetiva. El cristianismo no es una proyección del hombre, sino un descenso de Dios que hace que el hombre saliendo de sí por obra de la gracia vaya al encuentro de su creador y redentor. Por eso el cristiano sabe que no se salva de la historia y a pesar de ella sino con ella y desde ella, desde el adviento de Dios en el corazón de la historia humana, el hombre en un éxodo fecundo entra en comunión con Él.
La importancia de considerar la historicidad del cristianismo nos permite alcanzar la objetividad del mismo y evitar cualquier proyección subjetiva sobre Dios. Además el modo como Dios se compromete con el hombre en la historia, particularmente a partir de la Encarnación que tiene su culminación en Pascua y Pentecostés traza el camino del compromiso humano.
El mismo exige por parte del hombre la vivencia profunda de la caridad que abarca simultáneamente a Dios y al prójimo. El misterio cristiano crea desde adentro un misterio de solidaridad entre los hombres y Dios y entre los hombres entre sí.
[13] Ver los interesantes libros de Bruno Forte. Jesucristo. y Trinidad e historia, lo mismo que la eternidad y el tiempo
[14] Es la base del apofatismo griego que veía la necesidad de la afirmación negación y eminencia. Es el camino del hombre como criatura. Como hijo ha sido elevado a la participación de la vida divina pero esto no lo hace igual a Dios sino que le da una auténtica participación que lo habilita al dialogo filial con El. Sabemos que aún en la eternidad y elevamos por el lumen gloriae, podremos captar a Dios a la medida de nuestra creaturidad. Solo desde allí podemos aventurarnos en nuestro camino hacia Dios. Camino recorrido por los grandes místicos cristianos simplemente por un don del Espíritu. Es en este camino como el documento Jesucristo portador del agua viva exhorta a la gran tradición monástica y a otras profundas tradiciones espirituales de la Iglesia a enseñar este camino de contemplación que está muy lejos de lo que propone la nueva era. Y en esta tradición adecuadamente propuesta, aparece la verdad la bondad y la belleza del cristianismo. Quizás ha faltado en la Iglesia hacer ver con claridad, precisamente partiendo de la historicidad del cristianismo, que éste no se agota en verdades solo teóricas sino en una propuesta integral que se dirige integralmente al hombre todo. Puede ser que en la propuesta se haya caído a veces en un cierto racionalismo. Sabemos de la desconfianza que provocaba en la Iglesia todo lo que pudiera dirigirse al sentimiento o a los afectos. Y sin embargo en las estructuras de las espiritualidades encarnadas de lo cristiano aparece la integridad. Ver para todo esto el excelente libro de U. V. Balthasar La contemplación cristiana. En él el autor nos hace ver que el auténtico camino espiritual compromete a la persona toda con todas sus dimensiones y no solamente a una parte del hombre. De esta forma adecuadamente propuesto el cristianismo histórico puede responder a aspiraciones legítimas de la nueva era.
[15] Ver el interesante libro de Bruno Forte La Iglesia de la Trinidad. El concilio en la constitución sobre la Iglesia ha procurado recuperar esta categoría patrística sobre la Iglesia y su relación con la Trinidad. Todo el capítulo primero sobre el misterio de la Iglesia es colocada a la luz de las procesiones y misiones trinitarias y la misma carta del Papa anteriormente citada nos dice que para observar la espiritualidad de comunión tenemos que comenzar con una larga mirada sobre el misterio trinitario. El capítulo II sobre la constitución sobre la Iglesia insiste en la historicidad de esta comunión con la noción bíblica de Pueblo de Dios. El número nueve tiende a subrayar precisamente que Dios no ha querido salvar a los hombres individualmente sino en solidaridad. En realidad las auténticas espiritualidades cristianas han tenido como horizonte esta espiritualidad de comunión. Solo bajo esta óptica pueden ser entendidas las espiritualidades individuales de la Iglesia
[16] Es lo que se advierte en ciertos movimientos y asociaciones que permiten vivir con profundidad desde el propio carisma la experiencia eclesial. No se trata de recurrir a medios extraordinarios. Por eso es importante que nuestras comunidades cristianas vivan esta experiencia y que al mismo tiempo los centros de cultura católica enseñen constantemente estas verdades. Estamos convencidos que no arreglamos nada atacando a la nueva era, sino evangelizando auténticamente con todos los medios que disponemos en la Iglesia. Solo así evitaremos confrontaciones inútiles que generalmente no conducen a nada y tiende a poner cada vez más rígidas las diferentes posturas.
También aquí es indispensable recurrir al dialogo fecundo que parta del testimonio de nuestra propia vivencia cristiana y no solamente de argumentos intelectuales. Creemos que también en esto debemos poner en práctica lo que decía magníficamente Pablo VI que el mundo de hoy necesita más testigos que maestros y si acepta a los maestros es porque antes estos han sido testigos
[17] Jesucristo portador del agua de la vida. Frente a la postura de la nueva era nos dice el documento: "Esto es muy diferente de la concepción cristiana de Dios. Creador del cielo y de la Tierra y fuente de toda vida personal. Dios es en si mismo personal, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y ha creado el universo a fin de compartir la comunión de su vida con las personas creadas". Dios que "habita una luz inaccesible" quiere comunicar su propia vida divina a los hombres creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos. Al revelarse a si mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y amarle más allá de lo que ellos serán capaces con su propia fuerza. Dios no se identifica con el principio vital entendido como Espíritu o energía básica del cosmos, sino que es ese amor, absolutamente diferente del mundo, que está sin embargo presente en todo y conduce a los seres humanos a la salvación" Todo este apartado cuarto titulado Nueva era y fe cristiana frente a frente, traza adecuadamente la diferencia entre la nueva era y el cristianismo, poniendo precisamente con claridad las distinciones adecuadas evitando todo tipo de confusión. Se cita aquí y en otras partes el catecismo de la Iglesia católica como un instrumento para conocer más adecuadamente el misterio del cristianismo. Aquí vemos una vez más la necesidad de una formación integral para todos los miembros de la Iglesia que los lleve a descubrir bien su identidad y de esta forma evitar cualquier confusión en el diálogo que se establezca con la nueva era.
[18] Todo esto requiere una auténtica imaginación creadora, una confianza ilimitada en la acción del Espíritu, un intenso amor a las personas. Debemos distinguir cuidadosamente el error de la persona que yerra como decía profundamente el beato Juan XXIII en Pacem in Terris.
[19] El documento Jesucristo portador del agua de la vida dice magníficamente "El objetivo de las técnicas de la nueva era es reproducir los estados místicos a voluntad, como si fuera un asunto de material de laboratorio. El renacer o el biofeedback, el asilamiento sensorial, los mantras, el ayuno, la privación del sueño y la meditación trascendental, son intentos para controlar esos estados y experimentales continuamente. Todas estas prácticas crean una atmósfera de debilidad (y vulnerabilidad) psíquica. Cuando el objeto del ejercicio consiste en reinventarnos a nosotros mismos, se plantea realmente la pregunta acerca de quién soy yo. El "Dios interior" y la unión holística con todo el cosmos subrayan esta pregunta. Las personalidades individuales aisladas serían patológicas para la nueva era (según su particular psicología trasnpersonal).Pero el verdadero peligro es el paradigma holístico. La nueva era es un pensamiento basado sobre una unidad totalitaria, y precisamente por eso es un peligro. Con un tono más suave somos auténticos cuando nos "hacemos cargo" de nosotros mismos, cuando nuestra opción y nuestras reacciones fluyen espontáneamente de nuestras necesidades más profundas, cuando nuestro comportamiento y nuestros sentimientos reflejan nuestra plenitud personal. El movimiento por el potencial humano es el ejemplo más claro de la convicción de que los seres humanos son divinos, o contienen una chispa divina dentro de sí mismos.
El enfoque cristiano procede de olas enseñanzas de la Escritura respecto a la naturaleza humana. Hombres y mujeres han sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gen. L,27) y Dios los trata con gran consideración para sorpresa del salmista (cfr. Sal 8). La persona humana es un misterio plenamente revelado solo en Jesucristo. (cfr. GS 22), y de hecho se hace auténtica y adecuadamente humana en su relación con Cristo por medio del don del Espíritu. Esto está muy lejos de la caricatura del antropocentrismo atribuido al Cristianismo y rechazado por muchos autores y seguidores de la nueva era.
Nos parece una síntesis magnífica de lo que opina la nueva era y la propuesta cristiana. Como podemos advertir la nueva era propone una alternativa completamente diferente al cristianismo, que marca con claridad la distinción entre Dios y el hombre lo cual permite una auténtica relación manteniendo cada uno su propio identidad.
Sin la identidad de Dios por una parte y el hombre por la otra, no es posible un auténtico dialogo de alianza estamos ante una absorción del uno en el otro.
[20] Ver el interesante libro de O. G. De Cardenal Las entrañas del cristianismo. Y también afirmaciones interesantes del personalismo cristiano empezando por E. Mounier, Romano Guardini, J. Lacroix y otros. Es el lenguaje utilizado en la Constitución Pastoral y que es expresado profundamente por Pablo VI en su carta encíclica Ecclesiam Suam.. Solo así podemos hablar de la grandeza del Dios de Jesucristo y al mismo tiempo de la dignidad enorme de la persona humana.. Somos de esta forma impulsados al éxodo al encuentro y provocados por el adviento de Dios a nuestra historia. La alianza dignifica plenamente nuestra vida, nos hace descubrir como Dios nos ha tomado en serio y nos respeta exquisitamente en el ejercicio de nuestra liberta.
Precisamente aquí anida el fundamento de todo humanismo cristiano que hace de cada persona humana un ser irrepetible y vuelve inviolable los derechos humanos.
Aquí se pone de manifiesto que la imagen de Dios que tenemos ilumina la del hombre y ésta a su vez condiciona la de Dios.
Como dice hermosamente K. Rahner. Cuando Dios quiso escribir su nombre en la historia utilizó como sílaba la humanidad de su Hijo.... A partir de ese momento pensado y decidido gratuitamente por el Padre toda antropología es teológica y toda teología es antropología. El Padre dijo en el corazón de la historia su nombre en y desde la humanidad de Jesucristo. Es el sacramento del encuentro con Dios y adherirnos a esa humanidad santísima nos permite tener un acceso pleno al Padre en el Espíritu Santo.
Por eso nuestra relación con Dios estará a partir de aquí condicionada por la relación que tengamos con nuestros hermanos los hombre. De allí la doble dimensión del mandamiento del amor: Dios y el prójimo.
Esto lleva también a la nueva era a considerar la salvación como una "autosalvación" Sabemos que la misma salvación cristiana que tiene su cumbre en la visión beatífica consistirá en un encuentro personal y comunitario con Dios. No quedaremos absorbidos en el ser de Dios, cada ser humano mantendrá su propia identidad, seremos por la eternidad cada uno de nosotros.
Por eso el misterio comunitario del cristianismo no suprime nuestro misterio personal. El cristianismo es una comunión de personas. No nos perdemos en un todo indiferenciado.
Dios considera de esta manera a cada persona como si fuera lo único. Esto hacía exclamar a Santa Teresita de Jesús "Dios es todo para mí sola y aunque yo hubiese la única criatura existente en la tierra El se hubiese encarnado para salvarme".
Que formidable poder vivenciar lo que somos para Dios.. Místicos cristianos quedaron maravillados y asombrados ante este experiencia. Qué ves en mi Señor para amarme tanto hacía exclamar q Santa Teresa de Ávila,
Por eso la nueva era, empequeñece hasta dimensiones insospechadas al ser humano reduciéndolo a una partícula del universo, a una pieza de un todo completamente indiferenciado.
Se descubre aquí una vez más que todo lo que toca a la plenitud de Dios toca irremediablemente a su criatura predilecta que es el hombre. La nueva era pretendiendo elevar a la humanidad la hunde en el abismo de la nada
Es cierto que este tesoro del cristianismo lo llevamos en vasos de barro. Es indispensable vivir lo que somos y solamente así podremos testimoniar el humanismo cristiano en su plenitud.
Las grandes tradiciones cristianas con sus carismas diversos han contribuido de distintas formas a manifestar este misterio. Dios ha realizado y acompaña a la humanidad desde un proyecto de amor y sabiduría solo asumiendo lo que el nos brinda llegaremos paradójicamente a ser lo que debemos.
[21] En este sentido cuando el hombre asume la verdad la belleza y el bien, su vida se transforma y expresa a fondo el misterio de la Encarnación. La auténtica fe cristiana promueve llevando al compromiso personal y social (ver José Ángel Rovai) Desafío de la inculturación para la catequesis y la promoción humana. En la nueva era está totalmente ausente este compromiso personal y social. Se trata verdaderamente de una religiosidad alienante, que no le importa el compromiso histórico cayendo en un subjetivismo e individualismo destructivo. Es importante ver como la apertura del hombre al ser (que en definitiva es Dios que es la suprema verdad, la suprema belleza y el bien supremo, contribuye a posibilitar al hombre el auténtico compromiso posibilitándole su crecimiento.) Es importante en la evangelización subrayar aquello que Pablo VI dice en EN " que existe una estrecho vínculo entre evangelización-promoción y liberación..
[22] En el documento sobre Jesucristo portador del agua de la vida. En la Pág. 8 leemos"¿Nos sentimos tentados a negar el pecado o aceptamos que existe tal cosa?
En la nueva era no existe un verdadero concepto de pecado, sino más bien el de conocimiento imperfecto. Lo que se necesita es iluminación, que puede alcanzarse mediante particulares técnicas psicofísicas. A quienes participan en actividades de la nueva era les dirán que tienen que creer, que tienen que hacer o no hacer, sino: " Hay mil maneras de explorar la realidad interior. Ve adonde te conduzca tu inteligencia y tu intuición. Confía en ti. La autoridad se ha trasladado de Dios al interior del yo. Para la nueva era, el problema más serio es la alienación respecto a la totalidad del cosmos, en lugar de un fracaso personal o pecado. El remedio consiste en lograr estar cada vez más inmerso en la totalidad del ser. En algunos escritos y prácticas de la nueva era, está claro que una sola vida no basta, por lo que tiene que haber reencarnaciones que permitan a las personas realizar su potencial pleno.
En la perspectiva cristiana," la realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes, sólo se esclarece a la luz de la Revelación divina. Sin el conocimiento que ésta nos da de Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se siente la tentación de explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad psicológica, un error; la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, etc. Sólo en el conocimiento del designio de Dios sobre el hombre se comprende que el pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarle y amarse mutuamente." El pecado es una falta contra la razón, la verdad,, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana..." "El pecado es una ofensa a Dios...se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones... El pecado es así " el amor de sí hasta el desprecio de Dios.
En esta nota tomada en gran parte del CIC., nos coloca frente a la realidad objetiva de la verdad y los otros trascendentales del ser impidiendo la existencia de una auténtica finalidad hacia la que tiende y presupone siempre todo acto moral.
Una vez más vemos la importancia que tiene la mediación filosófica para una auténtica comprensión del cristianismo
La tradición cristiana ha hablado de la "credibilidad" que hace siempre alusión a una relación armónica entre la fe y la razón. La nueva era además de sus errores teológicos cae en el llamado "pensiero debole" que produce un vaciamiento de los conceptos y de las palabras llevando a la larga a una especie de "nihilismo" Sin verdad objetiva la razón carece de su contenido ontológico y en este clima como podemos hablar de moral. En este sentido sigue siendo una obra clásica importante el profundo libro de Octavio Nicolás Derisi: Los fundamentos metafísicos del orden moral,
Como podemos ver las afirmaciones que surgen de la nueva era constituyen por la cantidad de errores que encierran un serio desafío para la evangelización cristiana. Aquí aparece una vez más como hay que hacer sólida la enseñanza completa e integral del cristianismo en nuestros centros de cultura católicos. Una enseñanza que ayude a ver las consecuencias que para la fe tiene el vaciamiento del pensamiento cristiano tal como surge de nuestra mejor tradición. Se descubre aquí una vez más la importancia del catecismo de la Iglesia católica en su integridad.
[23] En el documento anteriormente citado leemos" por un lado, está claro que muchas prácticas de la nueva era plantean problemas doctrinales a quienes la realizan; pero, al mismo tiempo, es innegable que estas prácticas, aunque sólo sea indirectamente, comunican una mentalidad que puede influir en el pensamiento e inspirar una visión particular de la realidad. Ciertamente, la nueva era crea su propia atmósfera y puede resultar difícil distinguir entre cosas inocuas y cosas realmente objetables. Sin embargo, conviene darse cuenta de que la doctrina acerca de Cristo difundida en los círculos de la nueva era se inspira en las doctrinas teosóficas de Helena Blavatsky y la antrosofía de Rudolf Steines y la escuela arcana de Alice Bailey. Sus seguidores contemporáneos no sólo promueven hoy las ideas de estos pensadores, sino que también trabajan con los adeptos de la nueva era para desarrollar una comprensión completamente nueva de la realidad, una doctrina conocida como la verdad de la nueva era.
[24] Siempre es útil la obra de Z. Alszeghy. Antropología teológica. Ed. Sígueme y del mismo autor el hombre en la teología. Es excelente también la obra de Bruno Forte La eternidad en el tiempo Ed Sígueme. Particularmente cuando se refiere a la historicidad del hombre haciendo bien como es legítimo unir estrechamente esta noción a la de vocación pues permite ver el proceso humano que avanza siempre a una realización definitiva. El hombre ha recibido una densidad propia existencial que lo habilita para asumirse plenamente y realizarse permanentemente como una tarea. Es el hombre como una "sinfonía inconclusa" que debe avanzar hasta su plenitud, adquiriendo una auténtica dimensión persona y una identidad permanente en el tiempo y en la eternidad. Esto contradice a las reencarnaciones sucesivas propiciada por la nueva era.
Por eso hoy es indispensable proponer una evangelización promotora del hombre. El cristianismo integral y adecuadamente asumido es una auténtica alternativa de vida. (Esto se expresa en el documento del episcopado latinoamericano en Santo Domingo donde se habla claramente como la propuesta cristiana lleva a una solidaridad producida por una auténtica cultura cristiana)
Por eso el hombre tiene que tener una conciencia profundamente histórica y saber asumir los desafíos que esta nos plantea. (ver en la G et S) particularmente el capítulo III sobre la actividad humano el n. 45 sobre Jesucristo como alfa y omega de la historia y el documento del episcopado Argentino. Jesucristo Señor de la historia. El tema viene tratado con profundidad en el último documento se la CEA titulado "Navega Mar Adentro", donde se procura renovar lo que fue el documento del año l990 Líneas pastorales para la nueva evangelización.
Hoy en una cultura de la globalización marcada profundamente por una tendencia economicista neoliberal y excluyente el desafío para los cristianos es enorme. La falta de compromiso social de la nueva era es total, se trata desde este punto de vista de una auténtica alienación. Ver para todo esto el excelente capítulo de la carta Encíclica de Juan Pablo II el último donde hace ver como la opción de la doctrina social de la Iglesia es una opción antropológica porque la antropología es un capítulo de la teología
[25] Encontramos propuestas muy sugerentes en el apartado 5 titulado Jesucristo ofrece el agua de la vida del documento citado aquí varias veces, Jesucristo portador del agua de la vida.
Es importante recurrir a lo positivo de la visión cristiana evitando comenzar por la polémica que generalmente es estéril y pone más rígida las posturas.
Aquí ofrecemos algunas alternativas, algunas están en el documento, otras se han insinuado a lo largo de la exposición y aquí son retomas y explicitadas.
[26] El concilio plantea con mucha claridad en estos dos números que el misterio de la vivencia y de la salvación cristiano, son comunitarios. No puede pensarse un camino meramente individual. Dios Trinidad nos ha pensado, querido y realizado en el marco que tiene como paradigma la misma naturaleza de Dios Padre-Hijo-Espíritu Santo. El Dios cristiano es tripersonal en la unidad de la naturaleza, y la comunidad humana como la eclesial tienen aquí su fuente más profunda.
Es impensable hoy pensar a la persona sin ese marco referencial comunitario. Y es una de las carencias fundamentales de la nueva era, que acentúa hasta el exceso el subjetivismo individual, o bien recurre a la pérdida de la humanidad en un todo cósmico donde se diluye la existencia personal del hombre. Hemos hablado más arriba de la espiritualidad de comunión que ha sido particularmente subrayado por Juan Pablo II en NMI. Es la única espiritualidad posible y es el marco de autenticidad de todas las espiritualidades particulares.
[27] Es lo que expresa con claridad un libro del Car. J. M. Congar titulado: El misterio del Templo. Allí vemos como el misterio cristiano desde el génesis hasta el apocalipsis consiste en que Dios quiere hacer de la humanidad, una familia que viva en torno a El la comunión
Por consiguiente la vivencia de esa comunión constituye la base fundamental de la salvación cristiana. Por eso el Concilio Vat. II se plante en el II capítulo de la LG la cuestión de la pertenencia a la Iglesia mirando positivamente y en todo su valor el adagio antiguo de que "extra ecclesiam nullam salus"
Lo normal del camino cristiano es pues la comunidad y podemos encontrar aquí una sólida base para encarar todos los intentos "meramente individualistas" de la salvación
Y hablamos de comunidad para expresar que se trata de una koinonía de personas que tienen su llamado particular y mantienen su identidad personal. Recordamos una vez más que la visión cristiana de la humanidad es personalista y comunitaria. ( ver detenidamente los capítulos I y II de la G et S)
[28] Es el contenido rico y pleno que nos ofrece la carta de Pablo VI EN. Allí el Papa hace ver con claridad que la tarea evangelizadora es rica y compleja porque lo es el ser de la Iglesia misma.. Sin todos los carismas funcionando puede ofrecerse una imagen parcial y mutiladora de la cosmovisión cristiana de la vida. Esto puede brindar a la nueva era, una propuesta que ponga de relieve los distintos aspectos que se expresan en las aspiraciones humanas y que al no ser adecuadamente propuesta puede producir que muchos al no ver satisfecha sus aspiraciones, busquen en la propuesta de la nueva era algo que no encuentran en la propia comunidad eclesial. (es interesante pensar en los variados movimientos que trabajan en la Iglesia)
[29] Es interesante subrayar aquí que el dinamismo misionero de la Iglesia, tiene tres niveles: igualdad, todos responsables de la misión; personalización, cada uno desde su carisma específico; socialización: para el bien común eclesial. Estoy convencido que las "ideologías" que han surgido en la Iglesia han sido fruto de una acentuación del carisma en desmedro de los otros. (Llámense clericalismo, espiritualismo o laicismo) Es cierto que en la admirable comunión de los santos existe un intercambio de dones y de bienes que a s manera contribuyen a enriquecer la misión eclesial.
[30] El documento expresa como a veces lo que buscan los seguidores de la nueva era es la superación de un cierto racionalismo en el modo de proponer la fe cristiana. También pueden dejarse de lado ciertos aspectos afectivos y sentimentales que es bueno asumirlos. El documento hace ver como a veces la propuesta cristiana puede presentarse empobrecida y de modo unilateral. Por eso es imprescindible revisar nuestras estructuras pastorales a través de las cuales realizamos nuestra propuesta.
Leemos expresamente en el documento citado"El éxito de la nueva era presenta un desafío a la Iglesia. Muchos piensan que la religión cristiana ya no les ofrece-o tal vez nunca les proporcionó- algo que necesitaran realmente. La búsqueda que con frecuencia conduce a una persona a la nueva era es un anhelo auténtico de una espiritualidad más profunda, de algo que les toque el corazón, de un modo de hallar sentido a un mundo confuso y a menudo alienante. Hay algo de positivo en las críticas que la nueva era dirige al materialismo de la vida cotidiana, de la filosofía e incluso de la medicina y de la psiquiatría; al reduccionismo que se niega a tener en cuenta las experiencias religiosas y sobrenaturales; a la cultura industrial de un individualismo desenfrenado, que inculca el egoísmo y se despreocupa de los demás, del futuro y del medio ambiente. Los problemas que plantea la nueva era nacen más bien de lo que propone como repuestas alternativas a las cuestiones vitales. Si no queremos que la Iglesia sea acusada de permanecer sorda a los anhelos de los hombres, sus miembros deben hacer dos cosas: afianzarse con mayor firmeza aún en los fundamentos de su fe y escuchar el clamor, con frecuencia silencioso, del corazón de los hombres, que les lleva a alejarse de la Iglesia cuando no encuentran en ella respuestas satisfactorias. En todo ello hay también una llamada a acercarse a Jesucristo y estar dispuestos a seguirle, ya que El es el verdadero camino hacia la felicidad, la verdad sobre Dios y la plenitud de vida para cuantos estén dispuestos a responder a su amor. (Jesucristo portador del agua de la vida, Pág. 11)
Por eso tiene razón Santo Domingo cuando nos dice que para evangelizar plenamente a A. L necesitamos comunidades eclesiales vivas, que asuman integralmente sus compromisos, que sepan insertarse bien en el corazón de nuestros pueblos y que desde allí sepan brindar un mensaje esperanzador y que responda a los anhelos más profundo del corazón humano.
Nuestras omisiones, falta de imaginación y pereza, brindad con frecuencia una visión empobrecida del mensaje y de la vivencia cristiana.
En esto será importan realizar una conveniente autocrítica saludable, sincera y profunda y que cada miembro eclesial asuma su personal y solidaria responsabilidad. Cuantas veces nuestras comunidades no son suficientemente acogedoras, personalizantes, y esto aleja a muchos de los miembros de la Iglesia e impide que otros ingresen en ella.
[31] Toda la carta RH que como dice El mismo la había escrito en sus contenidos fundamentales mucho antes de ser Papa, intenta teniendo en cuenta lo de G S n.22 desarrollar una cosmovisión antropológica integral para iluminar al mundo actual. El humanismo cristiano adecuadamente presentado brinda una alternativa integral de vida.
[32] En el apartado 6 del documento en el título. Una necesidad: acompañamiento y formación sólida., donde expresa" ¿Cristo o acuario? La nueva era casi siempre tiene que ver con "alternativas": una visión alternativa de la realidad, o una manera alternativa de mejorar la propia situación presente (magia) Las alternativas no ofrecen dos posibilidades, sino únicamente la posibilidad de escoger una cosa frente a otra. En términos religiosos, la nueva era ofrece una alternativa a la herencia judeocristiana. La era acuario se concibe como la que sustituye a la era de piscis, predominantemente cristiana. Los pensadores de la nueva era son plenamente conscientes de esto. Algunos de ellos están convencidos de que inevitable el cambio que se avecinan mientras que otros están además activamente comprometidos en su llegada. Quienes se preguntan si es posible creer al mismo tiempo en Cristo y en acuario conviene que sepan que se hallan ante una alternativa excluyente, "aut-aut, o esto o aquello "Ningún criado puede servir a dos señores, porque, aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro ( Lc. 6,l3). A los cristianos les basta pensar en la diferencia entre los magos de oriente y el rey Herodes para darse cuenta de los tremendos efectos que conlleva la opción a factor o en contra de Cristo. No debemos olvidar nunca que muchos de los movimientos que han alimentado la nueva era son explícitamente anticristianos. Su postura frente al cristianismo no es neutral, sino neutralizadora a pesar de lo que se suele decir sobre la apertura a todos los puntos de vista religiosos, el cristianismo tradicional no es considerado sinceramente una alternativa aceptable. De hecho, con frecuencia queda bien claro no "hay cabida tolerable para el cristianismo auténtico, incluso con argumentos que justifican un comportamiento anticristiano. Esta oposición, que inicialmente se limitaba a los ambientes enrarecidos de quienes van más allá de una vinculación superficial con la Nueva era ha comenzado recientemente a penetrar en todos los niveles de la cultura "alternativa", que ejerce una poderosa fascinación, sobre todo en las sofisticadas sociedades occidentales.
Luego más abajo el documento habla de la confusión que deliberadamente difuminan las diferencias reales: entre Creador y creación, entre humanidad y naturaleza, entre religión y psicología, entre realidad objetiva y subjetiva. En busca de una falsa unidad se termina en la fusión.
Por eso es tan importante distinguir para unir. Si no existe alteridad entre Dios y el hombre y diferencias adecuadas en la misma naturaleza, todo termina confundido en una unidad sincretista que destruye la verdad terminando en un exacerbado subjetivismo que impide el acceso a la objetividad.
Como lo hemos dicho anteriormente para el judeocristianismo la relación entre Dios y la humanidad se establece mediante una alianza que mantienen la diferencia y permiten una auténtica comunión.
[33] Dice el documento en su apartado tercero titulado la nueva era y la espiritualidad cristiana en el subtítulo ¿NARCISISMO ESPIRITUAL?
Diversos autores ven la espiritualidad de la Nueva Era como una especie de narcisismo espiritual o pseudo-misticismo. Es interesante notar que esta crítica ha sido formula da incluso por David Spangler un importante exponente de la nueva era, que en sus últimas obras se distanció de los aspectos más esotéricos de esta corriente de pensamiento. Spangler escribió que las formas más populares de la nueva era los individuos y los grupos viven sus propias fantasías de aventura y poder, generalmente de forma ocultista o milenarista.... La característica principal de este nivel es la adhesión a un mundo privado de satisfacción del ego y el consecuente alejamiento (aunque no siempre sea evidente) del mundo. En este nivel, la nueva era se ha visto poblada por seres extraños y exóticos, maestros, adeptos extraterrestres. Es in lugar de poderes psíquicos y misterios ocultos, de conspiraciones y enseñanzas escondidas es muy interesante continuar la lectura de todo el número y el siguiente que se titula El Cristo cósmico, el documento cita el himno cristológico de la carta a los colosenses y la respuesta que da el autor de la carta donde aparece claramente la mediación única de Cristo y la originalidad para el cristiano de su mediación
[34] Se dice expresamente en el documento en una de sus partes."La Iglesia católica dispone de redes propias, muy eficaces, que aún podrían utilizarse mejor. Por ejemplo el gran número de centros pastorales, culturales y de espiritualidad. Además de servir a las necesidades de la Iglesia, estos mismos podrían emplearse para abordad de forma creativa la confusión respecto a la religiosidad de la nueva era, por ejemplo, con foros de discusión y estudio. Desgraciadamente, hay que admitir que en muchos casos algunos centros de espiritualidad específicamente católicos están comprometidos activamente en la difusión de la religiosidad de la nueva era dentro de la Iglesia. Es necesario corregir esta situación, no solo para detener la propagación de la confusión y del error, sino también para que se conviertan en promotores eficaces de la verdadera espiritualidad cristiana. Los centros culturales católicos en particular no son sólo instituciones doctrinales, sino espacios para el diálogo sincero. Algunas instituciones especializadas abordan todas estas cuestiones de modo excelente. Son recursos valiosísimos que deberían ser compartidos generosamente con zonas más desfavorecidas.
[35] Continúa el documento expresando "no pocos grupos de la nueva era aprovechan cualquier oportunidad para exponer su filosofía y sus actividades. Convendría abordar con cuidados los encuentros con este tipo de grupos incluyendo siempre personas capaces tanto de explicar la fe y la espiritualidad católicas, como de reflexionar críticamente sobre el pensamiento y las practicas de la nueva era. Es sumamente importante comprobar las credenciales de las personas, grupos e instituciones que pretenden ofrecer orientación e información sobre la nueva era. En algunos casos, lo que había comenzado como una investigación imparcial acaba convirtiéndose en una promoción activa o en una defensa de las religiones alternativas. Algunas instituciones internacionales están realizando activamente campañas de promoción al respecto a la diversidad religiosa y reclaman el carácter religioso para algunas organizaciones más que dudosas. Esto concuerda con la visión de la nueva era de pasar a una época en que la limitación de las religiones particulares ceda el paso a la universalidad de una nueva religión o espiritualidad. Por el contrario el diálogo sincero debe respetar siempre la diversidad desde el principio y nunca intentará desdibujar las distinciones fundiendo en una todas las tradiciones religiosas...
[36] El documento Nostra Aetate del Concilio encontramos claramente expresadas como debe conducirse el diálogo interreligioso. Se trata de valorar lo auténtico, procurando respetar y poner de relieve las diferencias. Es importante saber distinguir, ver las coincidencias pero advirtiendo las diferencias
[37] Dice el documento: "El comienzo del tercer milenio ofrece un auténtico kairós para la evangelización. Las mentes y los corazones están abiertos como nunca antes a recibir información seria sobre la visión cristiana del tiempo y de la historia de la salvación. La prioridad no debería consistir tanto en poner de relieve las carencias de otros enfoques,, sino más bien regresar constantemente a las fuentes de nuestra propia fe, para poder ofrecer una presentación adecuada y sólida del mensaje cristiano..Podemos estar orgullosos de lo que se nos ha confiado y por eso hemos de resistir a las presiones de la cultura dominante y no enterrar esos dones. (cfr. Mt25,24-30 ) Uno de los instrumentos más útiles de que disponemos es el Catecismo de la Iglesia Católica. Tenemos también una inmensa herencia de caminos de santidad en las vidas de los cristianos del pasado y del presente. Allí donde el rico simbolismo cristiano, sus tradiciones artísticas, estéticas y musicales es desconocido o ignorado, los cristianos han de realizar una enorme labor en beneficio propio y, en definitiva de todos aquellos que buscan una experiencia o una mayor conciencia de la presencia de Dios. El diálogo entre los cristianos y las personas seducidas por la nueva era, tendrá mayores garantías de éxito si tiene en cuenta la atracción que ejercen el mundo de las emociones y el lenguaje simbólico. Si nuestra tarea consiste en conocer, amar y servir a Jesucristo, tiene una importancia capital comenzar con un buen conocimiento de la Sagrada Escritura. Pero, sobretodo, salir al encuentro del Señor Jesús en la oración y los sacramentos, que son precisamente los momentos de santificación de nuestra vida ordinaria, y el camino más seguro para encontrar el sentido de todo el mensaje cristiano.

[38] El documento en la Pág. 67 dice "Recursos pastorales: En el capítulo 8 se ofrecen indicaciones sobre los principales documentos de la Iglesia católica, en los que se puede encontrar una valoración de las ideas de la nueva era. En primer lugar figura la alocución del Papa Juan Pablo II citada en el prefacio. El Papa reconoce en esta tendencia cultural algunos aspectos positivos, tales como la búsqueda de un nuevo significado de la vida, una nueva sensibilidad ecológica y el deseo de superar una religiosidad fría y racionalista. Pero también llama la atención de los fieles sobre ciertos elementos ambiguos que son incompatibles con la fe cristiana: estos movimientos prestan poca atención a la Revelación, tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de una cosmovisión difusa, con frecuencia proponen una concepto panteísta de Dios, sustituyen la responsabilidad personal frente a Dios por nuestras acciones con un sentido del deber respecto al cosmos, subvirtiendo así el verdadero concepto del pecado y de la necesidad de la redención por medio de Cristo
[39] Es importante descubrir como en la esencia del cristianismo se perfila y expresa un camino de un profundo humanismo. El cristianismo y el humanismo coinciden en el origen y en la base fundamental y solamente su vivencia lleva a plenitud las autenticas aspiraciones humanas. No podemos buscar una nueva era que pueda igualar la que se nos ofrece desde Cristo y para siempre. La era cristiana es la única posible en el proyecto del Dios de Jesucristo y que abarca desde los orígenes del mundo y se prolongará en el final y en la plenitud escatológica donde los hombres podrán gozar en la plenitud de los elegidos el misterio de su permanencia personal. Late en el corazón de cada persona humana algo permanente. Se trata de que cada hombre y mujer como persona, ha sido querido y realizado por Dios desde toda la eternidad. Lo vemos expresado magníficamente en la carta a los efesios. Citamos para todo esto el admirable libro de O. Gonzáles de Cardenal: Las entrañas del cristianismo. ( es un voluminoso y denso libro admirablemente escrito que cuando uno termina de leer experimenta en el corazón la alegría inmensa de haber sido gratuitamente elegidos para vivir como cristianos.)
[40] Hay personas cristianas que cuando se juntan con los otros creyentes se quejan largamente de toda esta proliferación muchas veces infundada sobre puntos esenciales que tocan a la humanidad en cuanto tal, pero no se animan a emitir públicamente su opinión. No se trata como hemos dicho de crear una mentalidad apologética o de cruzada, pero si de defender legítimamente cuando está en juego la verdad de Dios y del Hombre. En este sentido sobre la familia es útil leer y meditar la Familiaris Consortio y la Carta a las familias de Juan Pablo II.
[41] En este sentido es necesario revisar ciertos programas católicos emitidos por los medios. En este sentido es importante proponerlos conociendo la cultura del mundo que vivimos, el lenguaje de los medios y por consiguiente los códigos de la comunicación. Las nuevas generaciones particularmente se nutren y se expresan por ellos. Con frecuencia puede suceder que las propuestas que realizamos sean auténticamente ininteligibles para las presentes generaciones. Curiosamente la nueva era invade todos los campos de la comunicación, aparece incluso en textos escolares para las distintas edades, se elaboran textos musicales que son una propagando constante de las nuevas propuestas.
[42] Es notable en esto, como la propuesta del mensaje que hacemos, no tiene en cuenta las circunstancias y la cultura en que se encuentran las personas a quienes nos dirigimos y no lo hacemos teniendo en cuenta todos los componentes de las personas. Un mensaje abstracto que solo se dirija a la inteligencia, o que sea tan superficial que solo exprese afirmaciones vagas, que no iluminan la existencia concreta de las personas con frecuencia no es capaz de proponer una alternativa creíble. Como decía en cierta ocasión el P. R. Voillaume " si el cristianismo no es capaz de responder a las aspiraciones legítimas de las personas de nuestro tiempo perderá progresivamente su credibilidad....
Las parábolas de Jesús ayudaban mucho a la gente a descubrir los criterios del Reino. Leer para esto el interesante libro del Car. Carlo María Martini: ¿porqué Jesús hablaba en parábolas?
Todos nosotros conocemos cristianos que se han ido a las sectas e incluso a las propuestas de la nueva era porque se sienten más atendidos y comprendidos.. Es un desafío enorme para la Iglesia de nuestro tiempo lograr una propuesta creíble a la cultura actual.
[43] Desde Medellín para acá se han sucedido interesantes documentos, pensamos en Medellín, Puebla, Santo Domingo y para todo el continente americano Ecclesia in América. Gracias a Dios el magisterio de los últimos años es abundante y profundo, pensamos en todo lo que nos ha dejado Pablo VI y lo que nos brinda constantemente Juan Pablo II y los dicasterios romanos.
[44] R. Lattourelle, La revelación cristiana. El autor en este libro usando con inteligencia del personalismo nos ayuda a ver el clima de alianza que existe permanentemente entre Dios y el hombre. Encontramos trazado también este camino en la carta programática de Pablo VI Ecclesiam Suam, donde el Papa nos hace ver magistralmente no solo magisterialmente, que este dialogo tiene su fundamento en un Dios Tripersonal cuya esencia más profunda está constituida por el dialogo de las personas
[45] En esta afirmación se funda la columna vertebral de la Constitución Pastoral de la Iglesia en el Mundo Moderno ( G S) particularmente en el número 36 que habla de la legítima autonomía de las realidades terrestres. Por eso la Iglesia dialoga con el mundo, ambos son distintos aunque no estén separados sino que forman integralmente el plan de Dios sobre el hombre. Cuando se pierde de vista esta perspectiva se toca algo esencial en el cristianismo, aquí radica una de las grandes diferencias entre la era cristiana y la nueva era.
[46] Esto brilla constantemente en la Palabra de Jesús en todo el N.T. Lo constatamos en la vocación al discipulado que es pedagógica y comprensiva precisamente para hacer posible el dialogo entre Cristo y sus discípulos. Ver para todo esto el excelente libro de Segundo Galilea. El discipulado cristiano
[47] Lo podemos advertir en los procesos de conversión cristiana, ponemos como ejemplo el de Edith Stein quién después de intensas lecturas y búsquedas dirá en cierto momento "esta es la verdad que he buscado durante toda mi vida. Por eso le decía a su madre que solo descubriendo a Jesucristo se sintió profundamente judía...
FIN DEL DOCUMENTO FORMACIÓN Y DESCERNIMIENTO

Comentarios

Entradas populares