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SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

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PAPA FRANCISCO: Las causas de la migración son sistemas económicos injustos

Ciudad del Vaticano (AICA): Con motivo de la reciente visita “ad Limina” de los obispos portugueses, el papa Francisco concedió una entrevista a la emisora Radio Renascenca de Portugal. En referencia al fenómeno migratorio hacia Europa el Pontífice afirmó: “Es la punta de un iceberg. Vemos estos refugiados, esta pobre gente, que escapa de la guerra, que escapa del hambre. Pero debajo de eso, está la causa, y la causa es un sistema socioeconómico malo e injusto”.

Con motivo de la reciente visita “ad Limina” de los obispos portugueses, el papa Francisco concedió una entrevista a la emisora Radio Renascenca de Portugal. En referencia al fenómeno migratorio hacia Europa el Pontífice afirmó: “Es la punta de un iceberg. Vemos estos refugiados, esta pobre gente, que escapa de la guerra, que escapa del hambre. Pero debajo de eso, está la causa, y la causa es un sistema socioeconómico malo e injusto”.

Con motivo de la reciente visita “ad Límina” de los obispos portugueses, el papa Francisco concedió una entrevista a la emisora Radio Renascenca de Portugal.

Respondiendo a su posible visita a Portugal con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima, Francisco manifestó su deseo de ir a ese país y añadió que “la Virgen lo que pide siempre es que recemos, que cuidemos la familia, los mandamientos. No pide cosas raras. Y se manifiesta a los niños. Es curioso, siempre busca almas muy sencillas”.



En referencia al fenómeno migratorio hacia Europa el Pontífice afirmó: “Es la punta de un iceberg. Vemos estos refugiados, esta pobre gente, que escapa de la guerra, que escapa del hambre. Pero debajo de eso, está la causa, y la causa es un sistema socioeconómico malo e injusto”.

“Hablando del problema ecológico, dentro de la sociedad socioeconómica, dentro de la política, el centro siempre tiene que ser la persona. Y el sistema económico dominante hoy descentró a la persona y en el centro está el dios dinero, es el ídolo de moda”. Por eso, precisó, hay que ir a las causas. “Donde las causas son el hambre, poner fuentes de trabajo, inversiones. Donde la causa es la guerra, buscar la paz, el trabajo por la paz. Hoy el mundo está en guerra, está en guerra contra sí mismo”.

En este ámbito, el Papa reafirma la importancia de la hospitalidad. “Recibir a la gente, y recibirla como venga.” Y precisó el llamamiento que dirigió a todas las parroquias de Europa para dar alojamiento a una familia de refugiados. “Cuando hablo de que una parroquia reciba a una familia, no digo que vayan a vivir a la canónica, a la casa parroquial, sino que toda la comunidad parroquial vea si hay un lugar, un rincón de un colegio para hacer un ‘departamentito’ o, en el peor de los casos, que alquile un modesto departamento para esa familia, pero que tengan techo, que sean acogidos, y que se los integre dentro de la comunidad”.

También toca el tema de la cultura del bienestar, recordando que la tasa de natalidad es muy baja en países como Italia, Portugal y España. “Cuando hay un espacio vacío, la gente busca de llenarlo. Si un país no tiene hijos, vienen migrantes a ocupar el lugar. O sea, ese no querer tener hijos, que, en parte -es una interpretación mía, no sé si es correcta-, es un poco la cultura del ‘bienestar’. Y entonces, los ancianos quedan solos.

Creo que el gran desafío de Europa es volver a ser la madre Europa, y no la abuela Europa. Hay que reconocer que Europa tiene una cultura excepcional. Realmente, son siglos de cultura. Y eso da también un bienestar intelectual y en todo caso, lo que yo diría de Europa es su capacidad de retomar un liderazgo en el concierto de las naciones. O sea, que vuelva a ser la Europa que marca rumbos, pues tiene la cultura para hacerlo. Europa tiene que tomar su papel, o sea, recuperar su identidad.

Es verdad que Europa se equivocó. No se lo echo en cara, lo recuerdo no más. Cuando quiso hablar de su identidad, no quiso reconocer, quizá lo más hondo de su identidad, que es su raíz cristiana. Ahí se equivocó. Bueno, pero todos en la vida nos equivocamos. Está a tiempo de volver”.

En otra parte de su conversación con la periodista Aura Miguel, el Pontífice se refirió a las dos preocupaciones que manifestó a los obispos portugueses, a saber los jóvenes y la catequesis. De los jóvenes el Santo Padre afirmó que es necesario hacerlos crecer y, sobre todo, acompañarlos “con prudencia, hablando en el momento oportuno, por lo que es importante que la catequesis no sea puramente teórica”.

“La catequesis –subrayó el Papa– es una doctrina para la vida y, por tanto, debe tener tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos”, de modo que el joven “piense y sepa cuál es la fe, pero al mismo tiempo, sienta en su corazón lo que es la fe y, en consecuencia, se organice para hacer cosas concretas”. De modo que los tres lenguajes son: “Pensar lo que se siente y lo que se hace, sentir lo que se piensa y lo que se hace, hacer lo que se siente y lo que se piensa”.


Sobre la Iglesia, el Pontífice hizo hincapié en que debe salir, debe arriesgarse. “Si una iglesia, una parroquia, una diócesis, un instituto, vive encerrado en sí mismo, se enferma. Le pasa lo mismo que a la habitación cerrada. Y tenemos una Iglesia raquítica, con normas fijas, sin creatividad, segura, más que segura, no, asegurada, con una compañía de seguros, pero no segura. En cambio, si uno sale -una iglesia, una parroquia- sale hacia afuera a evangelizar, le puede pasar lo mismo que le pasa a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Entonces, entre una Iglesia enferma y una Iglesia accidentada, prefiero la accidentada porque, por lo menos, salió”.

Refiriéndose a sus expectativas sobre el Jubileo de la Misericordia, expresó su deseo de que “vengan todos. Que vengan y sientan el amor, el perdón de Dios” y respecto a su carta al arzobispo Fisichella en que solicita el perdón durante el Jubileo para los casos más difíciles y a sus dos motus proprios sobre la reforma del proceso canónico de nulidad matrimonial, explicó que su intención era, “simplificar” “facilitar” la fe a la gente. Y que la Iglesia sea madre”.+
Nota seleccionada para el  blog del Padre Fabián Barrera

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