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SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

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8 de diciembre: Fiesta de la Inmaculada Concepción de María

Historia de la aparición de Lourdes y fórmula de consagración al Corazón de María
La Fiesta de María, en el camino a la Navidad, nos une en el gozo de saber que Ella fue concebida de un modo especial. Si bien nuestra Madre del Cielo es como nosotros, fruto de la creación, Ella tuvo una misión extraordinaria, la de ser Madre del mismo Dios. Por eso es que el Señor, en Su Sabiduría, le dio una Gracia especial, la de ser concebida sin estar sujeta al pecado original, como estamos todos los demás humanos.


Así lo confirmó la Iglesia al proclamar el tercer Dogma de María, por intermedio del Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. Dios puso Su sello de inmediato, al enviar a Su Madre a Lourdes-Francia en 1858 para que se presente a la pequeña e inocente Bernardita de Soubirous con estas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Bernardita no comprendió estas extrañas palabras, pero grande fue la sorpresa de la jerarquía de la Iglesia al escucharlas de boca de una niña que desconocía totalmente este reciente Dogma, y mucho mas aún en un pequeño pueblo perdido en los Pirineos Franceses.

Hoy volvemos a unirnos en el festejo de esta memorable fecha, y lo hacemos pidiendo a nuestros lectores se consagren al Corazón de María con la fórmula que les adjuntamos, y se deleiten leyendo la historia de la aparición de María en Lourdes, un regalo para nuestros tiempos.



 

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