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SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

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400 Respuestas a preguntas que usted puede hacer sobre la doctrina católica (16)

Un homenaje a la memoria de un firme apologista, sus 400 respuestas a preguntas que usted puede hacerse sobre la doctrina católica, presentado en breves publicaciones semanales. (Preguntas 127-133) // Autor: P. Jorge Loring S.J. | Fuente: Catholic.net // Editorial Spiritus Media

127. SACERDOTES RICOS

Desearía que me aclare muchas cosas que no me parece que son muy justas, y que la Iglesia maneja, como por ejemplo, ¿cómo puede ser justo que si Jesús fue un hombre tan humilde y sencillo, y nos dejó la enseñanza de servir a los demás y no creernos superiores a nadie, los sacerdotes no practiquen esta enseñanza y vivan como reyes en Roma?

Estás influenciada por prejuicios anticatólicos. ¿No sabes que hay miles y miles de sacerdotes que viven austeramente, y algunos en situaciones dificilísimas en países de misión, y muchísimos han muerto asesinados por ir a ayudar al prójimo? ¿Eso no la valoras? Y eso que los de Roma viven como reyes es falso. Una cosa es el protocolo de los actos oficiales y otra cosa su vida privada. Los Papas actuales han sido muy austeros en su vida privada.

128. LA TUMBA DE SAN PEDRO

He estado en Roma y he visto la tumba de San Pedro. Pero no me he quedado convencido. ¿Es cierto que ésa es la tumba de San Pedro?


Es totalmente cierto que debajo del altar papal de la basílica vaticana está la tumba de San Pedro. Pero lo que suelen ver los turistas está encima. El lugar exacto está reservado a los arqueólogos.

La actual basílica se construyó sobre la que edificó Constantino, y éste la levantó sobre la tumba de San Pedro que estaba en el cementerio del monte Vaticano (nombre etrusco a una de las colinas de Roma), que estaba junto al circo de Nerón y Calígula donde fue martirizado San Pedro.

Cuando Constantino levantó su basílica todavía vivían contemporáneos de San Pedro que sabían muy bien dónde estaba enterrado. El descubrimiento de la tumba de San Pedro fue en tiempos de Pío XII por los jesuitas Kirshbaum y Ferrúa, y los arqueólogos Ghetti y Josi. La tumba estaba abierta y vacía. Los huesos se descubrieron en tiempos de Pablo VI por la arqueóloga Margarita Guarducci. Estaban en un nicho contiguo a la tumba en cuyo muro había un grafito que decía: "Pedro está aquí".

129. LISTA DE LOS PAPAS

Querido P. Loring: Estoy leyendo la 53ª. edición de su libro Para salvarte, y he visto que en la lista de los Papas pone Vd. que Juan Pablo II hace el 268. Sin embargo tengo una lista de Papas, que me trajeron de Roma, que le da el n° 265. ¿Cómo es esto?

Tiene usted toda la razón. Yo también me quedé sorprendido cuando llegó a mis manos una lista como la que usted tiene. Naturalmente, me puse a estudiar la razón. Una vez encontrada me quedé tranquilo, pues es perfectamente explicable.

Algunos Papas murieron después de haber sido elegidos, y antes de haber sido coronados. En unas listas están porque fueron elegidos. En otras no están porque no llegaron a tomar posesión. La lista que yo pongo la he tomado del historiador jesuita P. Ricardo García Villoslada en su Historia de la Iglesia Católica publicada por la BAC de Madrid.

130. LA PAPISA JUANA

He visto una película sobre la Papisa Juana: una mujer se disfraza de hombre y llega a Papa. Lleva una vida desordenada y queda embarazada. Y un día, en una procesión, da a luz. ¿Puede ser esto verdad?

En este caso, como en otros muchos, las películas cambian la historia para el morbo de la gente. La verdad es ésta: Juan VIII, debido a sus modales afeminados, era llamado por el pueblo como la "Papisa Juana". Lo demás es leyenda y mentiras cinematográficas. Y que un hombre con modales afeminados llegue a Papa no tiene nada de particular pues puede ser muy santo y muy listo, que es lo que se requiere para ser Papa. Si Juan VIII era así, por eso lo elegirían Papa.

Lo lamentable es que muchas películas cambian las historias verdaderas sin ningún escrúpulo.

131. INFALIBILIDAD DEL PAPA

El Papa es un hombre como nosotros. Eso de que no puede equivocarse porque es infalible es difícil de creer.

Que el Papa es infalible es Dogma de Fe. El Papa no es infalible en todo lo que dice, sólo cuando habla ex cathedra.

El Papa es el Sumo Pontífice de Roma, sucesor de San Pedro [1], a quien todos estamos obligados a obedecer [2], "no sólo en las materias que pertenecen a la fe y a las costumbres, sino también en las de régimen y disciplina de la Iglesia".

La Iglesia afirma que el Papa es el sucesor de San Pedro [3]. El mismo Pablo VI dijo ante millares de personas en Bombay: "¿Quién es este peregrino? El siervo y mensajero de Jesucristo, puesto por la Divina Providencia a la cabeza de su Iglesia como sucesor de San Pedro, príncipe de los Apóstoles" [4].

Es Maestro Infalible, porque cuando habla como Jefe de la Iglesia Universal [5] ejerciendo el supremo grado de su autoridad y define como obligatorias verdades de fe y moral, no se puede equivocar [6].

"Infalibilidad es la preservación del error, fruto de la asistencia divina. (...) Su fundamento es la asistencia de Dios. En Dios se encuentra toda la verdad. Y Dios no miente [7]. Él ha querido dar a su Iglesia este don de permanecer en la verdad" [8] .

Si el Papa pudiera equivocarse al enseñar lo que es obligatorio creer o hacer para salvarse, nos desorientaría en el camino de la salvación; y Dios, que nos manda obedecer al Papa, sería el culpable de nuestra condenación.

Esto es absurdo. Luego se comprende que el Papa tiene que ser infalible cuando señala el camino de la salvación. Esta asistencia espiritual la prometió Jesucristo cuando dijo: "Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos" [9]. "Las puertas infierno no prevalecerán contra ella" [10]. "Si alguna vez la Iglesia dogmáticamente enseñara alguna herejía, (...) entonces dejaría de ser la Iglesia de Jesús y las puertas del infierno habrían prevalecido contra ella. Entonces no hay forma en que la Iglesia enseñe dogmas erróneos. Si lo hace, las puertas del infierno habrán prevalecido contra ella" [11].

Dice el Concilio Vaticano I: "Definimos ser dogma divinamente revelado que el Romano Pontífice cuando habla "ex cathedra" esto es, cuando cumpliendo su cargo de Pastor y Maestro de todos los cristianos, define con su suprema autoridad apostólica, que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia Universal... goza de aquella infalibilidad que el Redentor Divino quiso que estuviera en su Iglesia" [12].

La categoría "ex cathedra" se manifiesta con las palabras: "proclamamos y definimos que...".

La infalibilidad del Papa ha sido definida como dogma de fe en 1870. Desde entonces ha habido doce Papas (Pío IX, León XIII, Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco). En todo este tiempo sólo ha sido definido como dogma la Asunción, en 1950 por Pío XII. Y esta verdad estaba en la fe de la Iglesia desde el siglo VII.

Para comprender este dogma conviene tener presente:

1) Sujeto de la infalibilidad es todo Papa legítimo, en su calidad de sucesor de Pedro, y no otras personas u organismos a quienes el Papa confiere parte de su autoridad magisterial. Ejemplo: Congregaciones Pontificias.

2) Objeto de la infalibilidad son las verdades de fe y costumbres, reveladas o en íntima conexión con la revelación divina.

3) Condición de la infalibilidad es que el Papa hable ex cátedra.
a) Que hable como pastor y maestro de todos los fieles haciendo uso de su suprema autoridad.
b) Que tenga intención de definir alguna doctrina de fe o costumbres para que sea creída por todos los fieles. Las encíclicas pontificias no son definiciones ex cátedra.
4) Razón de la infalibilidad es la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo que preserva al supremo maestro de la Iglesia de todo error.

5) Consecuencia de la infalibilidad es que la definición ex cátedra de los Papas sean por sí mismas irreformables, sin la intervención ulterior de ninguna autoridad [13].

Para salvarse es necesario creer y aceptar toda la doctrina de Jesucristo. La auténtica doctrina de Jesucristo, no otra: "Id por todo el mundo -dijo Jesús a sus Apóstoles- y predicad el Evangelio a toda criatura, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará" [14] . Esto supone garantía de que los que transmiten las enseñanzas de Jesucristo no se van a equivocar [15].

Si la Iglesia no fuera infalible, Dios obligaría a los hombres a aceptar el error bajo pena de condenación eterna [16]. Esto es absurdo. Si Él nos obliga a creer lo que la Iglesia nos enseña es porque se compromete a que siempre enseñará la verdad: "Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos" [17].

Ahora bien, ¿qué garantías podemos tener nosotros a la distancia de veinte siglos y a través de tantas teorías y opiniones humanas, de que la doctrina que nos enseña hoy La Iglesia es la auténtica doctrina de Jesucristo?.

"¿Cómo se conservará este tesoro sin guardianes autorizados? ¿Cómo guardar incontaminada esta norma de vida, destinada a todos los pueblos y a todos los tiempos? (...) Su destino a la humanidad entera hacen indispensable la fundación de un magisterio y jerarquía en la Iglesia" [18].

Jesucristo, fundador de la Iglesia, si quiso hacer efectivamente una Iglesia que llevase su mensaje a todos los tiempos y a todos los hombres, no tuvo más remedio que dotarla de un control adecuado, que impidiera absolutamente el que su doctrina fuera deformada a través de los siglos. Este control es una especial asistencia del Espíritu Santo con la que impide absolutamente el error en su Iglesia, en lo que se refiere a la determinación de la auténtica doctrina revelada.

Le dice Jesucristo a Pedro: "Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, confirma a tus hermanos" [19].

El Papa es infalible cuando determina o declara ex cathedra la auténtica doctrina revelada. Pero fuera de esto -por ejemplo, si predice el tiempo- el Papa se puede equivocar como otro hombre cualquiera.

Es decir, que el Papa, en su vida ordinaria, aunque sea un hombre prudentísimo y de toda confianza, no es infalible. La infalibilidad está reservada a ciertas enseñanzas hechas con una solemnidad especial, de modo definitivo, que teológicamente se llama ex cathedra, en la que expresa su voluntad de obligar a toda la Iglesia a creer la verdad por él definida.

"Esto no significa que el Papa pueda sacarse los dogmas del bolsillo; sólo puede definir aquello que ya se encuentra en la Sagrada Escritura o en la Tradición" [20].

Con todo, al Papa hay que obedecerle siempre; aun en las cosas que no es infalible [21]: lo mismo que los hijos tienen que obedecer a sus padres, aunque no sean infalibles.

El Magisterio de la Iglesia hay que aceptarlo incluso en lo no infalible, con religiosa sumisión; más que por los argumentos en que se apoya, por la autoridad que Cristo dio a su Iglesia para señalar el camino que nos lleva al Reino de los Cielos.

"Esta religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, de tal manera que se reconozca con reverencia su Magisterio Supremo, aunque no hable ex cathedra; y con sinceridad se adhiera al parecer expresado por él según el deseo que haya manifestado él mismo, como puede descubrirse, ya sea por la índole del documento, ya sea por la insistencia con que se repite una misma doctrina, ya sea también por las fórmulas empleadas" [22].

"Un teólogo podría discrepar y seguir investigando; pero no desacreditar públicamente a la Iglesia, sino manteniendo un silencio obsequioso" [23].

132. EL NOMBRE DEL PAPA

Querido P. Loring: Mi niña me ha hecho una pregunta que me hecho pensar: ¿Por qué al Papa se le llama Papa?

Te voy a dar dos respuestas: una popular y otra culta.

La popular: se le llama Papa porque es el papá de todos los católicos.

La culta: Porque firma P.P. que es "Pontifex Pontificorum" que significa "Sumo Pontífice".


133. SABÍAS QUE LA PALABRA PAPA...

Sabías que la palabra "Papa" proviene de una orden de Urbano II en 1098, donde dijo que serviría para designar a todos los pontífices, ya que reúne las iniciales de Pedro, Apóstol, Pontífice y Augusto.

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NOTAS

[1] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, no. 694. Ed. Herder. Barcelona.
[2] Concilio Vaticano II: Lumen Gentium: Constitución Dogmática sobre la Iglesia, no. 22.
[3] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, no. 466,694 y 1825. Ed. Herder. Barcelona.
[4] JUAN FÉLIX BELLIDO: La Iglesia en la que creo, V, 2. Ed. EDICEP: Valencia. 1995.
[5] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, no. 891.
[6] Nuevo Código de Derecho Canónico, no. 749, 1.
[7] Números, 23:19.
[8] JESÚS GARCÍA MARTÍNEZ: Hablemos de la Fe, I, 11. Ed. Rialp. Madrid. 1992.
[9] Evangelio de SAN MATEO, 28:20.
[10] Evangelio de SAN MATEO, 16:18.
[11] JAMES AKIN: El papado, un don de Dios. En INTERNET: Apologética. Católica: www.aciprensa.com
[12] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, no. 1839. DS: 3073. Código de Derecho Canónico, no.749.
[13] INTERNET, Church-forum: Doctrina cristiana, Dogmas. www.churchforum.org.mx
[14] Evangelio de SAN MATEO, 28:20. Evangelio de SAN MARCOS, 16:15S.
[15] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2035.
[16] A. MARTÍNEZ TORNERO, S.I.: ¿Por qué soy católico?, II. Ed. Fe Católica. Madrid.
[17] Evangelio de SAN MATEO, 28:20.
[18] PINARD DE LA BOULLAYE, S.I.: Jesús, viviente en la Iglesia, III, 6. Ed. FAX. Madrid.
[19] Evangelio de SAN LUCAS, 22:32.
[20] JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Razones para creer, XII, 4. Ed. Paulinas. Madrid. 1992.
[21] Concilio Vaticano II: Lumen Gentium: Constitución Dogmática sobre la Iglesia, no. 25.
[22] Concilio Vaticano II: Lumen Gentium: Constitución Dogmática sobre la Iglesia, no. 25.
[23] JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Razones para creer, XII, 4. Ed. Paulinas. Madrid. 1992.



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