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SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

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400 respuestas a preguntas sobre la doctrina católica (25)

400 respuestas a preguntas sobre la doctrina católica (25) - Un homenaje a la memoria de un firme apologista, sus 400 respuestas a preguntas que usted puede hacerse sobre la doctrina católica, presentado en breves publicaciones semanales. (Preguntas 199-205) // Autor: P. Jorge Loring S.J. | Fuente: Catholic.net // Editorial Spiritus Media

199. VERGÜENZA AL CONFESAR

Querido P. Loring: Hace tiempo que me vengo callando un pecado por vergüenza. Sé que está mal. Después de cometido me sentí muy mal. Pero cuando voy a decirlo se me atraganta. Lo malo es que sigo comulgando.

Decía el santo Cura de Ars que el demonio antes de pecar te quita la vergüenza y te la restituye cuando vas a confesarte. No te dejes engañar. El sacerdote te tratará como el mismo Jesucristo, que perdonó a la adúltera; pero le dijo que no volviera a pecar. Por lo que me dices en tu carta veo que estás arrepentido, y eso es lo que hace falta para que tu confesión sea buena. Anímate, busca un buen sacerdote, confiésate, y verás lo tranquila que te quedas. Pero mientras no lo digas, no puedes comulgar. Y cuando te confieses dices las comuniones malas que has hecho.

200. REPETIR LA CONFESIÓN

Estimado Padre Jorge: La siguiente duda es sobre la confesión. Si una persona se calla un pecado grave ¿debe volver a repetir la confesión?, es decir, ¿volver a confesarse de sus pecados? Pero dígame, ¿y si el sacerdote con el que se confiesa fuera el mismo debe volverle a confesar los mismos pecados que ya conoce? A mí no me importaría volverlos a confesar, pues creo que sería bueno curarse en salud antes que hacer una mala confesión, ¿no cree?

Si se calló el pecado por olvido, no hay que repetir la confesión; pero si se calló por vergüenza, sí hay que repetirla, pues la anterior fue inválida, aunque sea el mismo confesor.

201. SECRETO DE LA CONFESIÓN


Siempre he pensado que el secreto de la confesión es algo inviolable. Pero me quedé sorprendido al oír la noticia de que un sacerdote norteamericano, para que soltaran a un preso, acusado de asesinato, manifestó el nombre del asesino -al que él había confesado- una vez que éste murió.

También a mí me dejó perplejo esta noticia. Pero, como tantas veces, las noticias no se dan con exactitud, y se prestan a malas interpretaciones. Por lo visto este sacerdote sabía el nombre del asesino fuera de confesión; por lo tanto no violó el secreto. Con todo, la conducta de este sacerdote es muy discutible.

202. NEGADA A LA CONFESIÓN

Soy una mujer de 29 años soltera de México D.F., y le escribo por lo siguiente: estoy en pecado. He estado en el Internet mucho tiempo, y usted sabrá lo que en él se ven: cuestiones sexuales, pornográficas y exhibicionistas. He dejado de ir a Misa mucho tiempo. Hace mucho tiempo tampoco comulgo. He estado rebelde. Tengo una conversación conmigo misma que no me arrepiento de lo que hice; pero sé que está mal, y no quiero ir a confesarme. Siento que sería mentira y no me quiero condenar por hacer una comunión y confesión malas o no validas, o mentir. Sé que es peor. Por eso me atrevo a escribirle, para que me dé consejo porque no sé qué hacer... Estoy... Ya no sé ni cómo estoy. Le pido su ayuda.

Da gracias a Dios que te ha dado fuerzas para escribir esta carta. Tu deseo de mejorar es el primer paso. Es verdad que en Internet hay de todo, pero también hay cosas buenas. En segundo lugar, si reconoces que no has obrado bien, ¿por qué no quieres arrepentirte? Rectificar es cosa de sabios. Mantenerse en el error tiene un epíteto que no quiero colocarte.

Por lo tanto creo que debes confesarte. Busca un sacerdote que te atienda y te ayude. Por supuesto que mientras no te confieses no puedes comulgar. Y no temas hacer una mala confesión, si la haces sin intención y con sinceridad. Lo que no puedes hacer es engañar al sacerdote que tiene autoridad para perdonarte en nombre de Dios.

Así lo determinó Jesucristo: "A quienes perdonéis, yo perdono. A quienes no perdonéis, yo tampoco".

De modo que ¡ánimo! Pide a Dios que te ayude y... ¡a confesarte!

203. CONFESIÓN DE UN NO BAUTIZADO

Querido Padre: Trato de no perderme su programa que aquí en El Salvador lo transmiten a la 01.00 a.m. del día viernes. Recientemente lo he terminado de escuchar: habló sobre el perdón y el arrepentimiento, y después habló de la confesión. Aunque parezca cosa rara, hasta ahora no he sido católico, pero quiero serlo.

Usted dijo que para que el perdón surtiera efecto era necesario el arrepentimiento. Pues bien, yo necesito el perdón y estoy total y completamente arrepentido de mis pecados, y necesito una nueva forma de vida, acercarme más a Dios.

Espero que Él me escuche y resuelva un par de problemas serios que actualmente estoy pasando. Sin embargo para que el perdón y el arrepentimiento surtieran efecto era necesario confesarlos ante el hombre.

Padre, ¿cómo puedo hacer eso si nunca he recibido ningún sacramento, ni siquiera el del bautismo, y estoy urgido del perdón de Dios? ¿Puedo confesarme, al menos una vez, sin tener los sacramentos que le anteceden?

Gracias por atender mi correo.

Te felicito por tu deseo de arrepentimiento y de ponerte bien con Dios. Pero como dices, para confesarse es necesario estar bautizado. Por eso debes buscar un sacerdote que te ayude a arreglar tu situación. Mientras tanto puede valerte el "Dios Mío, perdóname".

204. CONFESIÓN POR INTERNET

Padre Jorge: Saludos desde el amor de mi Señor. Disculpe mi consulta de antemano, yo soy colombiano y trabajo aquí en Venezuela, y pues en el lugar donde vivo, además de haber pocas iglesias, también hay pocos siervos de Dios. Es por ello que quisiera preguntarle si uno puede hacer el sacramento de la confesión vía telefónica o por este medio, ya que quiero la absolución de mis pecados, y también tengo otro amigo que tiene quince años de no confesarse y ahora quiere buscar la reconciliación. ¿Cómo me puede ayudar? Dios lo bendiga cada día más.

Te felicito por tus buenos deseos, pero la confesión sólo se puede hacer con presencia física. Debes buscar un sacerdote en tu territorio.

205. EL PERDÓN

Padre Jorge Loring: Hace días escuché que un sacerdote dijo en su sermón que cuando una persona lo ha ofendido a uno, pero que no se ha arrepentido de lo que hizo, uno no debe de perdonarlo. O sea, que solamente estamos en obligación de perdonar a aquellos que nos han ofendido y que se han mostrado arrepentidos de lo que han hecho. Si no se han arrepentido no debemos perdonarlos. Así lo enseñó el sacerdote que escuché. ¿No se opone tal cosa a las palabras de Jesús que dicen que si no perdonamos a los que nos han ofendido Dios no nos va a perdonar las ofensas que le hayamos hecho? Y además, ¿no es perjudicial para la salud del alma el no perdonar? Porque si alguien me ofende y yo no lo perdono me vuelvo rencoroso, ¿no es así? Gracias por su atención y que Dios lo bendiga.

Los dos tenéis razón. Lo del sacerdote se refiere a la conducta de Dios que no puede perdonar al que no se arrepiente. También nosotros podemos adoptar una conducta distante mientas no nos pidan perdón.

Y tú tienes razón en que en nuestro corazón debemos perdonar aunque no nos pidan perdón.

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