Ir al contenido principal

Entrada destacada

SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

Traduce esta página /Translate

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Los actos humanos y la libertad - 2


Continúa de la semana anterior

Hay que considerar:

Quién realiza la acción. Ej. Un mal ejemplo de la autoridad es más grave.
Qué cosa, es decir la cualidad del objeto. Ej. Si es algo sagrado, el monto de lo robado.
Dónde, en qué lugar. Ej. El pecado cometido en público es más grave, por el escándalo.
Con qué medios. Ej, fraude, engaño, violencia, etc.
El modo como se realizó. Ej. Rezar con atención o distraídamente, castigar a hijos con crueldad.
Cuándo se realizó la acción. Ej. No ir a Misa el domingo, no es igual que no ir a Misa entre semana.


Las circunstancias pueden modificar la moralidad del acto.

El fin o la intención es el fin que la voluntad pretende al realizar un acto. Es un elemento esencial en la calificación moral de un acto.
El fin no justifica los medios, es decir, no es válido ayudar a alguien con el fin de obtener la fama o para quedar bien, se brinda ayuda sin buscar una ventaja. Tampoco es válido hacer un mal para obtener un bien. Cuando un acto es indiferente, es el fin el que lo convierte en bueno o en malo. Ej. Pasear, pero con idea de planear un robo. Un fin bueno nunca podrá convertir en bueno un acto malo. Ej. Robar al rico para darlo a los pobres, abortar por bien del matrimonio.
Actuar poniendo el placer como fin rompe la jerarquía de valores. El placer debe de acompañar al acto como un efecto secundario, no como un fin en sí mismo.

Para que un acto sea moralmente bueno, debe de tener un objeto bueno, un fin bueno y las circunstancias buenas.

La libertad y la moral
La libertad es el poder radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar por sí mismo acciones deliberadas. Es la capacidad de auto dirigirse, según le dicta la razón. La libertad en el hombre es una fuerza de crecimiento y madurez. La libertad alcanza su perfección cuando está orientada hacia Dios. La libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. Es un don que Dios le ha dado al hombre, ha compartido con él algo que es exclusivo de Dios. La elección del mal y de la desobediencia nos lleva a la esclavitud del pecado. (Catec. 1731)

El hombre es libre, pero la libertad no es su último valor, está regida por la responsabilidad, el deber, etc. El ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona.


Hay diferentes tipos de libertad.

Libertad física, el animal salvaje.
Libertad interior, o capacidad de decisión.
Libertad moral, escoger según los valores morales.
Libertad evangélica, librarse del demonio y del pecado, a través de la gracia y del Esp. Santo.
Libertad religiosa, el derecho de cada hombre a practicar su religión.

Resumiendo el hombre es libre, pero su libertad está condicionada por los derechos de Dios y del prójimo. Como consecuencia cuando libremente rompa esos derechos comete pecado.

Obstáculos del acto humano
Existen unos obstáculos que pueden impedir el debido conocimiento de la elección y la libre elección. Unos afectan la advertencia y otros afectan el consentimiento.

Obstáculo que afecta el conocimiento:
la ignorancia que significa falta de conocimiento de una obligación. Es una ausencia de conocimiento moral que se podría y se debería tener.
La ignorancia puede ser vencible o invencible.
La ignorancia vencible es la que se podría y debería superar. Se divide en:

Simplemente vencible, si se puso algún esfuerzo por superarla, pero no lo suficiente.
Crasa o supina, si no se hizo nada o casi nada por superarla, grave descuido.
Afectada, cuando no se quiere hacer nada por superarla, esto es tremendo.
La ignorancia invencible es aquella que no puede ser superada, ya sea por ignorancia o porque ha tratado de salir de ella y no lo logró. Esta ignorancia no se presupone cuando la persona tiene educación humana y escolar, casi siempre será una ignorancia vencible en estos casos.

Existen unos principios morales sobre la ignorancia:


La ignorancia invencible, quita toda responsabilidad ante Dios. Ej. No peca un niño pequeño que hace algo malo.
La ignorancia vencible, siempre lleva culpa en mayor o menor grado, según sea su negligencia por salir de ella.
La ignorancia afectada, lejos de disminuir la culpa, la aumenta.

Hay la obligación de conocer la Ley Moral. Es un deber salir de la ignorancia, es obligatorio.

Los obstáculos que afectan la libre elección de la voluntad son: las pasiones, la violencia, los hábitos.

Las pasiones o sentimientos son emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a obrar o a no obrar en virtud de lo sentido o imaginado como bueno o como malo. En si son indiferentes, la respuesta es la que hace que algo sea bueno o malo. Ej. La ira es santa si lleva a defender las cosas de Dios, el odio al pecado es válido.

Las pasiones son parte del psique humano. Deben de estar guiadas por la razón. Los sentimientos y las emociones pueden ser aprovechados por las virtudes o pervertidos por los vicios, que es el hábito de obrar mal. La persona no se debe dejar llevar únicamente por la voluntad debe de estar regulada por la razón.

La violencia es un factor exterior que nos lleva a actuar en contra de nuestra voluntad.
Puede ser física (golpes) o moral (promesas, halagos,).

Los hábitos que son costumbres contraídas por la repetición de actos que nos llevan a actuar de una manera determinada. Cuando estos hábitos son buenos se convierten en virtudes, cuando son malos se conocen como vicios. Hay que luchar contra los hábitos malos, hay que combatir las causas. Los vicios pueden disminuir la culpa cuando ofuscan la mente, pero sigue existiendo la responsabilidad de haberlos adquiridos.

Existen otros factores que pueden obstaculizar la voluntad como son los de tipo patológicos o ambientales

Conclusión
Hay que conocer la ley moral, educar y encauzar la libertad, para poder actuar escogiendo siempre lo bueno. Hay que orientar la vida hacia Dios.

Para profundizar:
La estructura antropológica de la moralidad tomado del libro "La Moral .... una respuesta de amor", P. Gonzalo Miranda

Nota seleccionada para el  blog del Padre Fabián Barrera

Comentarios

Entradas populares